sábado, 19 de enero de 2013

Jaén, gastronomía y realidad

         Aquí os dejo un artículo de Francisco Casas Delgado, aparecido en Diario Jaén el viernes 11 de enero de 2013, que versa sobre "Jaén, gastronomía y realidad", es decir, une el mundo literario con el mundo culinario y que mejor que este artículo para estrenar dicho blog, siendo autor de obras como las siguientes:

La cocina andaluza Guadalquivir  arriba. Charlas y recetas.

Don Picoco de los Cerros. Señor de los fogones, viajero incansable y anfitrión amable.

Don Picoco de los Cerros. Señor de los fogones, viajero incansable y anfitrión amable. 2ª Parte.



          Para hablar con propiedad de la gastronomía de Jaén hemos de referirnos en primer lugar al conjunto de platos típicos que se pueden encontrar en cualquiera de los pueblos y ciudades de la variada geografía de la provincia, y si le ponemos mucha afición y trabajo quizás lograremos completar una sabrosa e inacabable relación, a la que luego hemos de sumar el sinfín de ritos relacionados con la comida, actos en los que se toma tal o cual guiso concreto, ocasiones singulares en las que una persona determinada cocina para el grupo, fiestas en las que se ensalza y elabora un producto determinado, tradiciones diversas, romerías, matanzas, cacerías, butifueras, en definitiva, todos y cada uno de los mejores momentos que conforman la manera de vivir y entender las relaciones en torno a los fogones y la mesa, lo que en ella se sirve y la forma de consumirlo. Con todo este bagaje y agregando con generosidad y mucho mimo, el zumo de las aceitunas, podremos hacernos una idea aproximada de esta cultura culinaria que compartimos todos los que somos de Jaén, capital y pueblos, y digo bien, Jaén y sus pueblos porque cuando nos encontramos lejos y nos preguntan por nuestro origen decimos con cierto orgullo, precisando para que quede muy claro,  “yo soy de Jaén capital” y quizás se nos contesta con sencillez no exenta de una pizca de sorna  “pues yo soy de Jaén pueblo”, que así es como somos y nos sentimos los que llevamos por el mundo el honor de haber nacido aquí y la nostalgia de esta hermosa y noble tierra. Pues bien, Jaén tiene un símbolo universal por el que es conocido allende las fronteras, que es el aceite de oliva, y este es uno de los ingredientes fundamentales de la comida y sobre todo de la vida de toda la provincia, porque si en verdad hay un signo de identidad que define el paisaje, el trabajo, la economía, el pasado, el presente y el futuro, algo ligado de forma indisoluble al alma de este pueblo es el olivo. Esta relación tan profunda tiene sus raíces en la noche de los tiempos y es mágica porque se basa en la comunión entre el hombre y su alimento, en este caso el aceite que le permite satisfacer el primer instinto que es el de la supervivencia. Una vez aceptado que el aceite de oliva define lo giennense hemos de decir además que el trabajo que proporciona el olivar es el principal motor de la economía de la provincia y que el bienestar de todos depende de él. Por desgracia, la campaña de hogaño es muy escasa en producción y en jornales con lo que se esperan tiempos más que difíciles. Estamos hablando de una auténtica ruina y aunque somos un pueblo que sabe vivir de forma austera y que acepta bastante el sacrificio cuando es necesario apretarse el cinturón, va a ser más que imprescindible encontrar la fórmula para dar una solución racional a la falta de trabajo en el campo.


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